Qué alegría descubrirlos y pasar en ellos una (que otra) velada. Ponen el listón muy alto y por encima de la media, tal y como lo hizo a principios del año pasado Giuseppe Santamaria con Valuart.
En Barcelona, a finales del año pasado abrió sus puertas el "Mutis", que es de lo mejor que hemos visto en España; una carta de cócteles impecable, no solo el hermoso trabajo de imprenta, con la info justa y apasionante que ofrece sobre cada bebida, sino la exquisita selección de cócteles, respaldada por una elaboración más que admirable, un servicio de lujo y unas botellas que hay que traer de fuera porque apenas tienen distribución en el país (y hablo del país entero). Pequeño, recogido, bien decorado, con mucha clase, restaurante, jazz en vivo y una ambientación del bar estilo Nueva York, años '40... La única "traba" (para algunos; cosa buena para otros) es que es un club privado para socios con acceso restringido, a modo de speakeasy. Probablemente solucionable con una llamada y una contraseña. La barra va de la mano de un extraordinario bartender, sobresaliente en España, ex-plantilla del Dry Martini: Joao Eusebio. Y le acompaña en ella Jordi Baques. Remember, always speakeasy, o como dicen en catalán mutis... Shhhh.
Otro que abrió sus puertas, este sí empezado el año y en Madrid, es "Le Cabrera", por un espléndido barman que ya conoceréis el público de buenas coctelerías español, Diego Cabrera. También el cocinero (¡rockero y guitarrista, supe hace poco!) Sergi Arola está detrás de esto. Con una decoración de Luis Galliussi que no sé ubicar realmente en estilo, mezcla de anticuario europeo y Dinner americano, pero que impacta, sobretodo (al menos para mí, cada uno con lo suyo...) por su colección de más de 350 cocteleras —cedida por Alberto Gómez Font— y libros de coctelería y sus asientos que no hacen más que invitar a pasar la tarde en ellos. Además, abren pronto (16:00) y a partir de las 20:30 ofrecen algo de comida, en una barra de cocina a la vista. Una extensa colección de ginebras y de vermouths llama la atención. Y de otras categorías, por supuesto. Una carta de clásicos elaborados con muchísimo cariño, al menos así lo vi desde el primer día que fui, por otra bartender de altura conocida en Madrid y Barcelona: Ruth Mateu. Está en la calle Bárbara de Braganza 2 (MAD).
Aprovecho para recordar una célebre apertura del pasado otoño también en Barcelona, otro bar de cócteles con buena carta y buen capitán (Oliver Atkins): el "Eclipse Bar" del hotel W.
Diego Cabrera en "Le Cabrera", Madrid, (Feb. 2010)
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